Preguntas frecuentes / Jóvenes y adultos

La mayoría de las vacunas es posible colocarlas al mismo tiempo, pero en sitios diferentes del cuerpo.
 

Los adolescentes y adultos son un grupo etario a quienes se les deben indicar algunas vacunas ya sea por pérdida de inmunidad para la enfermedad a prevenir (difteria, tétanos), porque no presentan defensas contra la infección que va a circular (influenza), porque constituyen grupos de riesgo o son el entorno de grupos de riesgo (neumococo, hepatitis B, varicela en susceptibles).

En el caso de viajar al extranjero conviene consultar sobre la exigencia de vacunación contra una enfermedad específica o si el país de destino tiene algún riesgo sanitario prevenible con alguna vacuna. Es recomendable consultar a un Infectólogo, quien evaluará los riesgos e indicará las vacunas correspondientes, medicamentos y orientación al viajero.

Las vacunas se elaboran con versiones debilitadas o inactivas de las bacterias o virus que producen una enfermedad en particular. Cuando se inyectan en el cuerpo, el sistema inmunitario prepara un ataque que estimula la producción de anticuerpos. Una vez producidos, estos anticuerpos permanecen activos en el cuerpo y, si alguna vez el organismo está expuesto a la enfermedad real, los anticuerpos estarán listos para hacerle frente. Por ejemplo, si hay un brote de coqueluche (tos convulsiva) en la zona en donde reside o en el colegio o jardín infantil, su pequeño será mucho menos propenso a contraer la enfermedad que un bebé no vacunado.

En general sí. En algunos casos esto ha sido estudiado y es posible de hacer. Por ejemplo, comenzar con una vacuna hepatitis A y dar la segunda dosis con otra. En el caso de la vacuna neumocócica conjugada, es posible dar la última dosis (que se pone entre el año y el año y medio de edad) con la vacuna Synflorix a niños que recibieron Prevenar anteriormente. En el caso de las vacunas contra el virus papiloma, dado que una está dirigida contra 2 tipos de este virus y la otra contra 4, es mejor completar el esquema de tres dosis con la misma vacuna. Siempre es recomendable consultar con su médico o en el vacunatorio.

Los ancianos son particularmente susceptibles a infecciones de las vías respiratorias. Por esta razón, la neumonía y la influenza son la quinta causa importante de muerte en personas de edad avanzada.
 

La vacuna antigripal difiere de otros productos que se recomiendan sistemáticamente a los adultos en que es probable que su composición cambie cada año. Estos cambios son debidos a la características inmunológicas específicas de los virus de la gripe presentes en cada momento y en la necesidad de administrar la vacuna cada año dada la corta duración de la inmunidad que confiere.

La superficie del virus cambia constantemente. El virus de la influenza A tiene múltiples subtipos. Estos antígenos cambian con el tiempo y ello da por resultado pérdida de la inmunidad e ineficacia de las vacunas antiguas La influenza B cambia con menor frecuencia, pero cuando sucede la modificación es importante y por lo general origina un brote mayor.

Enfermedad respiratoria crónica, Insuficiencia renal crónica, en especial en pacientes en diálisis, Insuficiencia cardíaca congestiva, Valvulopatía reumática o cardiopatías, Hemoglobinopatías, Cáncer, Enfermedades sistémicas crónicas, (diabetes mellitus, Addison, etc.).Inmunodeprimidos / tratamiento inmunosupresor. Además, los ancianos institucionalizados (residencias, hospitales de larga estancia) son considerados grupo prioritario.

Alergia a la proteína del huevo. presencia de enfermedad infecciosa aguda (sobre todo si cursa con fiebre alta), subaguda o crónica no tratada y en fase de convalecencia. No se contraindica en catarros de las vías respiratorias altas leves ni otros procesos banales. Nunca usar vacunas de años anteriores. La vacunación antigripal reduce la incidencia, la severidad y la duración de los casos de gripe.

Porque la vacunación es la manera más costo efectiva de prevenir enfermedades infectocontagiosas y prácticamente no posee efectos secundarios. Las vacunas producen protección a largo plazo ya que se generan anticuerpos. Los niños nacen con una inmunidad natural contra algunas enfermedades gracias a la transmisión de anticuerpos de la madre al feto a través de la placenta. Esta inmunidad se mantiene durante los primero meses y se ve favorecida por la lactancia. La inmunidad es adquirida en forma activa por el desarrollo de la propia enfermedad y en forma pasiva a través de la vacunación.
 

Sí, son efectivas. Si bien todas las vacunas son distintas, las que están aprobadas y certificadas han demostrado generar un 100% de anticuerpos y protección. Las vacunas son efectivas después de cierto tiempo, es decir, después de la inmunización o vacunación debe pasar un período de ventana que puede ser un par de días o de semanas para que se produzca el nivel de anticuerpos esperados. Generalmente, cuando la vacunación considera más de una dosis, la primera de ellas genera cierto grado de protección, para finalmente la última otorgar 100% de protección. Independientemente de la cantidad de dosis, la protección se genera gradualmente hasta que se cumpla el esquema de vacunación.

Es bajísima la probabilidad. Lo bueno de estar vacunado es que protege contra determinadas enfermedades, pero si ya se ha contraído la patología, el grado de severidad de la enfermedad es menor, dura menos y las complicaciones son menores. Desde el momento de la vacunación existe un período de ventana hasta que se genera la protección.

Dependiendo de la vacuna, un paciente puede vacunarse a cualquier edad.
 
Las vacunas que requieren de refuerzos están indicadas para que sean administradas cada cierto tiempo.
 

Dependiendo de la vacuna, la persona que la ha recibido queda inmune por un largo período. Debe tomarse en consideración que existen vacunas, como la del Neumococo que requieren refuerzo.

Debido a que es difícil saber si un paciente presenta o no alergia a un compuesto, es que todas las vacunas deben ser prescritas por un médico, y administradas bajo supervisión de un profesional de la salud.

Siempre es necesario contar con una orden médica para administrarse una vacuna.

Los virus Hepatitis pueden afectar tanto a niños y adultos que se han expuesto a la infección, tanto a través de alimentos contaminados, en el caso de la Hepatitis A, o a través de contacto sexual y fluidos sanguíneos, en el caso de la Hepatitis B. Las vacunas, actualmente disponibles, pueden ser administradas tanto a niños como a adultos y la indicación de cada una de ellas dependerá de la edad del paciente.
 
A niños menores de 5 años, a adultos mayores y a personas con sistema inmunitario deficiente. Actualmente se cuenta con diversos tipos de vacunas para proteger de la infección por Neumococo, y son recomendadas según edad del paciente. Se administrará un esquema de vacunación con la cantidad y frecuencia indicada por el médico. En el caso de adultos mayores, se debe administrar una sola dosis para generar la protección, la cual dura 5 años.
 

Megasalud cuenta con una vacuna para prevenir la presencia del Virus Papiloma Humano (VPH), principal precursor en el desarrollo a futuro del Cáncer Cérvicouterino. Todas las mujeres sexualmente activas pueden contraer el Virus Papiloma Humano. La vacuna está indicada para pacientes desde los 9 años de edad. Sin embargo, es el ginecólogo el profesional que debe evaluar la prescripción. Deben ser administradas 3 dosis: a los 0, 1 y 6 meses.

El VPH (Virus del Papiloma Humano) es un virus común que afecta a hombres y mujeres. Existen unos 30 tipos de VPH que afectan al área genital: • Los tipos de alto riesgo pueden causar la aparición de cáncer cervicouterino o células anormales en el revestimiento cervical que a veces se hacen cancerosas. • Los tipos de bajo riesgo pueden causar verrugas genitales y alteraciones del cuello uterino que son benignas (es decir, anormales, pero no cancerosas).

Cualquier persona que realice algún tipo de actividad sexual que suponga contacto genital puede contraer un VPH genital. – La infección por el VPH puede no tener signos ni síntomas, por lo que probablemente no sabrás que la hayas contraído. – La mayoría de las mujeres son diagnosticadas de infección por el VPH a raíz de una prueba de Papanicolau anormal. Muchas lesiones cervicales precancerosas (alteraciones que pueden conducir a un cáncer) se deben al VPH y pueden ser tratadas eficazmente si se detectan pronto. Por eso es tan importante el diagnóstico precoz. “Más del 50%; de las mujeres y hombres sexualmente activos se infectarán con el VPH durante su vida”
En la mayoría de las personas, no se presentarán síntomas y la infección se eliminará sin tratamiento. – Si no se eliminan, algunos tipos de VPH causan verrugas genitales mientras que otros tipos originan alteraciones en las células que revisten el cuello del útero que pueden conducir a lesiones precancerosas e incluso a cáncer cervicouterino. Cuando una mujer se infecta con ciertos tipos de VPH de alto riesgo y no elimina la infección, pueden aparecer células anormales en el revestimiento del cuello uterino. Si no se descubren pronto y se tratan, estás células anormales pueden convertirse en lesiones cervicouterinas precancerosas y luego posiblemente en cáncer. En la mayor parte de los casos, esta evolución tarda varios años, aunque en raras ocasiones puede producirse en un año.

Aproximadamente el promedio de edad de las mujeres con diagnóstico de cáncer cervicouterino es entre 50 y 55 años. Quizá muchas de ellas estuvieron expuestas a uno de los tipos de VPH de alto riesgo antes de los 30 años. “En Chile, un promedio de dos mujeres fallecen diariamente a causa de cáncer cervicouterino”

La forma habitual de detectar el cáncer de cuello uterino es la prueba de Papanicolau. – Si los resultados de esta prueba indican que tiene células anormales del cuello uterino, es importante que siga las recomendaciones de su médico con respecto a la realización de más pruebas, como repetir el Papanicolau, someterse a una prueba de detección del ADN del VPH, una colposcopia (exploración del cuello uterino a través de un aparato que amplifica la imagen) o quizás una biopsia (obtención de una muestra de tejido para analizarla en el laboratorio).

Actualmente existen dos vacunas en el mercado contra el cáncer cervicouterino. La vacuna Cervarix del Laboratorio Glaxosmithkline y la vacuna Gardasil del Laboratorio Merck. La vacuna, la prevención y el diagnóstico temprano pueden ayudar a disminuir la aparición y las consecuencias de este tipo de cáncer en la mujer.

Se pueden vacunar todas las niñas y mujeres de entre 9 y 55 años de edad. La vacuna contra el cáncer cérvico uterino se coloca en tres dosis, al día, al mes y a los seis meses y otorga una inmunidad de 95%.

En términos generales, sí, pero siempre es importante consultar en el vacunatorio o con su médico, por si hubiera alguna contraindicación especial. La mayoría de las vacunas pueden administrarse en forma segura y efectiva simultáneamente. La respuesta inmune en general no se interfiere en esta situación, con excepción de las vacunas contra el cólera y la fiebre amarilla, las que deben separarse por lo menos tres semanas. Es, por lo tanto, recomendable, la administración simultánea del mayor número de vacunas adecuadas para una misma edad, pues así se favorece el cumplimiento del plan de inmunizaciones.